1. No pude evitar ser seducido por la hermana travest


    Date: 9/8/2016, Categories: Anal Masturbation Shemales, Author: guzzi, Source: xHamster

    ... visitarla en su casa mientras mi novia no estuviera, me reportaría enfermo o inventaría cualquier pretexto para no ir al trabajo. Me imaginaba a Dorian recibiéndome en una bata, que ella la abría para mostrarme su desnudo cuerpo protegido solo por una tanguita negra, mi imaginación volaba mientras me masturbaba en su honor en repetidas ocasiones. El lunes llegó por fin. Me apresté a reportarme enfermo, para después dirigirme a la casa de Dorian, como a eso de las nueve de la mañana. Toqué la puerta de su casa un par de veces, y cuando lo noté, ya estaba transpirando de la emoción. Sentía una sensación rara en mis entrañas. Apenas podía controlar mis ganas de que ella abriera la puerta y romperle lo que fuera que trajera puesto encima. Mi teléfono móvil comenzó a sonar. Era el número de Leticia, lo apagué torpemente pues se me escapaba de las manos gracias a mi nerviosismo. Dorian abrió la puerta. Llevaba puesto un pequeñísimo short verde y una ajustadísima camiseta estilo militar, de camuflaje, de donde sobresalían sus exquisitos senos con unos pezones bien parados. Me vio y levantando una ceja, me dijo, con una semblante muy serio. - Leticia no está. Fue a trabajar. - Ya lo sé. Le contesté. - ¿Qué deseas?. Replicó frunciendo el ceño. - ¿Puedo pasar?. Le pedí ya un poco desesperado. - No puedo evitarlo ¿O sí?. Pasa... me preparaba un café. Dijo con un tono de enfado y desprecio. Yo estaba sorprendido, tanta coquetería, para que me tratara como basura cuando por fin ...
    ... estábamos solos. ¿Habría yo entendido todo mal? ¿Solo habría imaginado que ella trataba de seducirme y eran todas, señales malinterpretadas?. Decidí entrar y, confundido, la seguí hasta la cocina, sus shorts eran tan cortos que dejaban ver los pliegues entre sus nalgas y sus piernas, que se marcaban y estiraban con el vaivén de su caminar. Ni siquiera volteó a verme cuando, de pie, recargada en la barra de su cocina, y empinando un poco su trasero, se preparaba un café haciendo sonar una cuchara, mientras me decía: - Bueno, ¿Qué pasó?, ¿Qué se te perdió?. No le respondí, me acerqué y le puse mi verga en su trasero, dándole un pequeño empujoncito hasta situarla exactamente en la raya entre sus nalgas. Sentí riquísimo; por fin podía restregarle mi verga a solas. Ella volteó en un santiamén, y me puso tremendo bofetón. Fue estruendoso, y la verdad, ¡Me dolió!. Me hizo voltear la cara. Voltee a mirarla, y ella me observaba con sus cejas levantadas, completamente derecha y con una mano en cada costado de su cintura, en posición retadora. La acerqué violentamente hacia mi, besándole su cuello, manoseando su trasero con una mano, y masajeando uno de sus senos con la otra, mientras ella trataba de safarse empujando mi pecho con sus manos. Le tomé su camiseta, y tirándosela con fuerza, se la quite de un jalón. Me quede asombrado al ver su delgado y blanco torso en donde se dibujaba las siluetas de varias costillas, adornado por ese par de fenomenales tetas; habría jurado que eran naturales. ...
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